De norte a sur Italia ofrece maravillosos paisajes de ensueño, como una postal. Entre mar y montaña…¡hay tanto por elegir!
Imponentes Catedrales de roca, cumbres salvajes y encantadores bosques ocupan una tercera parte del territorio italiano: al Norte el arco de los majestuosos Alpes y a lo largo de toda la península las redondeadas cimas de los Apeninos.
El patrimonio artístico de Italia se encuentra encerrado en sus cascos antiguos, en las iglesias y en los museos. Sin embargo no hay que olvidar todo el encanto de las montañas. Los relieves montañosos se yerguen en forma de admirable arquitectura, con chapiteles y pináculos, realizados de piedra viva y dispuestos según cálculos armoniosos.
La imposición de las catedrales de roca, cumbres salvajes y encantadores bosques ocupan una tercera parte del territorio italiano: al Norte el arco de los majestuosos Alpes y a lo largo de toda la península las redondeadas cimas de los Apeninos. Entre los picos más altos de los Alpes existen al oeste el Monte Bianco y el Monte Rosa, al este la Sella y Marmolada. Con los sus 2.914 metros el Gran Sasso es el monte más alto de los Apeninos, seguido por el Monte Amaro y Monte Velino.
El Monte Bianco con sus paredes verticales, el extenso macizo del Monte Rosa, el Cuerno Grande del Gran Sasso son solos algunas de las obras de arte talladas por la naturaleza.
El escalador recorrerá amplios pasillos cuyos arcos sostienen la bóveda del cielo. No respirará el perfume intenso del incienso sino el aire fresco de las altas cuotas. No pisará suelos de duro mármol sino senderos cubiertos de estrellas alpinas. Se detendrá un instante para admirar los frescos de las paredes rocosas y a la hora del crepúsculo quedará sin aliento a la vista de las tantas piezas que componen el mosaico rosado de las Dolomitas. Se arrodillará ante los altares de nieve. Cuando será en la cumbre, se encontrará a un paso de Dios.
También la mano del hombre ha sabido añadir a estos lugares huellas dignas de memoria como el monumento a los caídos de la Primera Guerra Mundial en el Monte Grappa, en los Alpes venecianos. Entre las tumbas famosas se encuentra la de Ettore Viola, fuente de inspiración para el personaje de Ettore Moretti en “Adiós a las armas” de Hemingway.
Cuando un turista descubre la belleza surreal de un lago italiano, querría llevarse consigo los colores y los perfumes de ese espejo de agua. No le basta una foto o una postal. Quiere más: a ese lugar, que parece sacado de un cuento de hadas, quiere robarle la Historia. Sólo así el recuerdo del lago permanecerá por siempre dentro.
En la alta Val d’Ega, en provincia de Bolzano, se encuentra el Lago Carezza. No todos saben que los habitantes del lugar lo llaman “Arcoiris”. Una antigua leyenda cuenta que en este lugar la ninfa Ondina fue atraída con un arcoíris por un pérfido brujo.
En el Lago d’Orta, uno de los grandes lagos prealpinos, se encuentra la isla de San Giulio, llamada así en honor del predicador guerrero que, según la historia transmitida de padre en hijo, derrotó los dragones que infestaron aquellas aguas.
El Lago de Como, la más profundo de Italia, ha inspirado las primeras palabras de “I Promessi Sposi” de Manzoni.
En las aguas del Lago de Garda se reflejan los castillos de Sirmione, de Malcesine, de Lazise, de Torri del Benaco y Padenghe. Tantas historias de caballeros y doncellas
Desde las aguas del Lago de Resia, el más grande en la provincia de Bolzano, emerge el campanario de una iglesia del Trescientos, hoy sumergida. Cuando en invierno el lago se congela, se puede vivir el encanto de llegar a pie hasta el campanario. Algunos dicen que en las noches de pleno frío se puede oír el sonido de las campanas.
El Lago Trasimeno, el más extenso en el centro de Italia, custodia la historia del trágico amor entre Trasimeno, hijo del dios Tirreno y la ninfa Agilla.
En Trentino Alto Adige el Lago de Tovel es conocido como el “lago rojo” porque sus aguas se tiñeron de púrpura hasta el 1964 por la presencia de un alga llamada “Tovellia sanguínea”.
Entre los lagos costeros, recordamos en Puglia el Lago de Lesina con sus aguas saladas y el Lago de Varano.
No os conforméis con una foto. ¡Convertiros en ladrones de historias!
Los paisajes italianos han sido siempre fuente de inspiración de poetas, escritores y cineastas. Matteo Garrone en una de sus últimas películas, “Tale of Tales”, ha mostrado al mundo escenarios paradisíacos dispersos a lo largo de la bota. Estos lugares de absoluto encanto forman parte de áreas protegidas con normas y leyes específicas. El “Bel paese” cuenta con ciento cuarenta y seis reservas naturales y veinticuatro parques nacionales.
El espectáculo no está sólo en el cine. He aquí algunos consejos útiles para descubrir los destinos más bellos y sugestivos.
Entre Valle d’Aosta y Piemonte, se encuentra el Parque Nacional que fue instituido por primera vez en Italia, el Gran Paradiso. En estos lugares celestiales con bosques y praderas alpinas, los turistas podrán observar a las gamuzas y cabras monteses correr libremente.
Para una excursión entre estrellas alpinas y gencianas, será posible acercarse hasta el Parque del Stelvio, escalando los Alpes de Lombardia y del Trentino Alto Adige.
En el Parque Nacional de Cinque Terre, al reparo de la Riviera Ligure de Levante, los amantes del trekking descubrirán paredes rocosas con vista al mar y senderos ocultos protegidos por muros de piedra. En estos lugares se escuchará el canto de las gaviotas y, si la suerte fuera benévola, se tendrá el privilegio de admirar el vuelo del cuervo imperial y del halcón peregrino.
En el Parque Nacional del Gran Sasso y Monti della Laga, el tercero más grande en Italia, se partirá en busca de la Mariposa de Apolo, famosa por sus alas blancas con pequeñas manchas negras y rojas de forma circular.
Entre Basilicata y Calabria se encuentra el Parque Nacional del Pollino. En los momentos de relax y pausa, será posible alzar la mirada al cielo y admirar las majestuosas águilas reales, señores de estas tierras.
Entre las reservas naturales que recordar la isla de Vivara en el Golfo de Nápoles, entre Ischia y Procida. Sus únicos habitantes son los animales que la eligen como hábitat natural.
Bahías de ensueño, calas escondidas y ensenadas románticas salpican las costas de la bota. Los colores brillantes de los fondos marinos, las playas de arena fin y blanca, los perfumes intensos de la vegetación mediterránea vuelve a estos lugares perlas por descubrir. Numerosos son los tramos de costa italiana galardonados con el prestigioso reconocimiento “Bandera Azul” por la calidad de sus aguas y sus costas, desde Rena Bianca en Cerdeña, pasando por Roccella Jonica en Calabria, hasta Polignano a Mare en Puglia.
Para aquellos que buscan refugiarse del calor intenso del verano, Italia ofrece 7.500 kilómetros de costa.
La región Campania ofrece una amplia variedad de opciones que no sabréis cual elegir. En Forio di Ischia los turistas podrán relajarse en la playa de Citara y esperar el rayo verde a la hora del ocaso. En Maronti en los puntos donde la arena es más caliente, se podrán cocinar los huevos, después de haberlos envuelto en papel de aluminio.
A lo largo de la Costa Amalfitana los amantes del mar transcurrirán horas de pura diversión en la Bahía de Erchie, enmarcada por dos farallones.
En Cerdeña pasear por Cala Mariolu, conocida por sus cantos rodados blancos y rosa llamados “copos de nieve”, será una verdadera panacea para el cuerpo y el alma.
En Sicilia, en San Vito Lo Capo quien se zambullirá en las aguas cristalinas podrá admirar de una parte el monte y de la otra el pueblecito de pescadores con casas blancas.
Para todos aquellos que desean un bronceado envidiable, la Scala dei Turchi cerca de Porto Empedocle será el destino ideal.
El mar y las playas de Italia se encuentran entre los destinos favoritos de los turistas de todo el mundo.
Entre pintorescos tramos de mar, fondos marinos que explorar y costas para preservar, Italia cuenta con bien veintisiete áreas marinas protegidas. A estas se debe añadir el Santuario de los Cetáceos que se extiende entre los mares de la Liguria, Toscana, Córcega y Cerdeña septentrional. Para ser incluidos en la lista los dos parques sumergidos de Baia y Gaiola que custodian la Villa Imperial del Golfo de Pozzuoli y la Villa Pausilypon del Golfo de Nápoles.
Campania y Sicilia son las regiones italianas que tienen el mayor número de lugares protegidos.
En la zona de Capo Gallo e Isola delle Femmine, en Sicilia, será posible descubrir fondos marinos caracterizados por una gran variedad de formas vegetales y animales como algas rojas, algas pardas, cangrejos, lapas, lubinas y salmonetes.
Siempre en Sicilia, el mar de la isla de Ustica ha sido el primero en ser declarado área marina protegida en Italia. La extraordinaria biodiversidad de grutas submarinas, cuevas y bajíos, hacen que estos lugares sean un paraíso para los buceadores Aquí se podrán admirar estrellas marinas, erizos de mar y doncellas o budión (Coris julis), pez caracterizado por sus dobles labios carnosos que cubren sus mandíbulas, de cuerpo delgado, y forma oblonga.
El azul intenso del mar que baña las islas de Levanzo, Marettimo y Favignana logrará hechizar la imaginación de los turistas. Bajo estas aguas los amantes del buceo encontrarán amplias praderas de posidonia.
Entre las áreas protegidas encontramos también la Isla de los Conejos, distante de Lampedusa unos treinta metros. Se trata de uno de los pocos sitios italianos donde la tortuga marina Caretta Caretta pone sus huevos.
No debéis olvidar el Reino de Neptuno con Ischia, Procida y Vivara en Campania. En estos mares, los viajeros tendrán la oportunidad de ver nadar a los delfines.
En Cerdeña en la zona entre Punta Giglio y Capo Caccia se partirá hacia la aventura entre las grutas submarinas de Neptuno y de Nereo.
Una combinación perfecta de historia y naturaleza se puede encontrar en las islas italianas, objeto de deseo de aquellos que anhelan pasar sus vacaciones en el mar sin renunciar al arte y a la cultura. Elegidas por antiguas civilizaciones como puertos seguros, las islas de la bota todavía hoy custodian huellas de glorias pasadas.
De Sicilia a Cerdeña, pasando por el archipiélago Toscano y Campano, las islas de Italia son joyas de inestimable valor.
¡Después de la playa, el sol, el mar y las termas, no os faltará tiempo para zambulliros en la historia!
La isla de Elba no es sólo sinónimo de bonitas playas y límpido mar, sino también de ricos yacimientos de hierro que han hecho posible el nacimiento de la civilización Etrusca.
En Ischia, famosa por sus aguas termales, se podrá admirar el “Alba de la Magna Grecia” en la aldea griega de Punta Chiarito y en el Museo de Villa Arbusto en Lacco Ameno. Los visitantes quedarán boquiabiertos frente al relicario que custodia la Copa de Néstor, uno de los ejemplos más antiguos de escritura en el Mediterráneo Occidental.
No sólo Gruta Azul y Farallones, Capri también ofrecerá a los turistas una visión maravillosa de la antigua Roma. Villa Jovis, en el monte Tiberio, se convirtió en el edificio de gobierno del Emperador Tiberio en el siglo I D.C.
En el archipiélago de Egadi en la isla de Favignana, será posible observar restos de asentamientos del Paleolítico en las grutas del Faraglione y del Pozo en zona San Nicola. En las Eolias el Museo arqueológico ubicado en el Castillo de Lipari será una etapa obligada para todos los amantes de la historia griega.
En Lampedusa, un tiempo punto de atraque de fenicios, griegos y romanos, será posible tomar sol en la playa de arena fina y blanca frente la isla de los Conejos.
En Caprera, isla del archipiélago de la Maddalena, será posible visitar la “casa blanca”, última morada de Garibaldi.