Cascos antiguos llenos de atractivo, recorridos arqueológicos inmersos en el verde, espléndidas formaciones naturales, testimonios históricos de inmenso valor. Son 51 los sitios declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO que hacen de Italia el país con mayor número de bienes protegidos: desde el Valle dei Templi a la célebre laguna de Venecia, pasando por la espléndida Costa Amalfitana hasta la belleza salvaje de las Islas Eolias.
Desde hace años Italia se encuentra en el peldaño más alto del podio de la UNESCO, ya que cuenta con el mayor número de sitios declarados Patrimonio de la Humanidad. En total 51 entre bellezas naturales, parques arqueológicos y catedrales de eterno encanto.
La carrera hacia la victoria comienza en 1979, cuando el valle Val Camonica de los Alpes centrales, en Lombardia, recibe el prestigioso premio. En 1980 la “Última Cena” de Leonardo da Vinci, pintura parietal en el refectorio de Santa Maria delle Grazie en Milán, entra directamente en la famosa lista como una de las máximas obras maestras del Renacimiento Italiano. En aquellos años también es el momento del casco antiguo de Florencia: las murallas del siglo XIV encierran tesoros de inestimable valor como la Torre de Giotto, la Cúpula de Brunelleschi y las obras de arte de la Galería de los Uffizi . Una década después le siguen el casco antiguo de Roma, con sus numerosos monumentos y el de Nápoles, el más grande de Europa con sus 1.700 hectáreas. Ambos son expresión del genio creativo Made in Italy.
Desde ese momento el camino es cuesta abajo. El reconocimiento de la Unesco premia la Aldea Nuragico Su Nuraxi en Cerdeña, la Basílica de San Francesco en Asís, la ciudad de Siena, la Certosa de Padula, las Cinque Terre en Liguria y la Costa Amalfitana.
No sólo arte y cultura. El gran paso adelante se efectúa gracias a las bellezas naturales del Delta del Po, de las Dolomitas y del Etna, el volcán activo más alto de Europa.
Italia vive momentos de gloria también entre las calles antiguas de Pompeya y Ercolano y a la sombra de las majestuosas columnas del Valle dei Templi (Valle de los Templos).
La recta final hacia la línea de llegada ocurre en el 2015 con la creación del “Itinerario Árabe-Normando de Palermo, Cefalu y Monreale”.
Siglos de historia viven en las ciudades de arte italianas. Para conocer el pasado del “Bel Paese” no basta con leerlo en los libros. Mejor partir con la mochila al hombro, armados de zapatillas cómodas y muchas ganas de aprender.
En Turín será posible respirar la gran historia del Ochocientos. Se recomienda un paseo desde Porta Nuova a Piazza San Carlo, para luego llegar hasta Palazzo Carignano, sede del primer Parlamento de la Italia Unida.
En Piazza San Marco aquellos que visiten Venecia podrán aprender algunos secretos de la ciudad lagunar, leyéndolos en los mosaicos dorados de la Basílica.
En Roma bastarán pocos pasos para viajar en el tiempo. Entre el Coliseo y los Foros Imperiales símbolos de poder de la ciudad Caput Mundi, os encontrareis frente a palacios renacentistas y plazas del barroco. Será posible tocar con mano la historia, jugando con la Boca de la Verdad, ubicada en el pórtico de Santa a Maria en Cosmedin.
Los muros de antiguos edificios y sugestivas iglesias sabrán contar historias memorables, capaces de sobrevivir al paso del tiempo. Imagináis los mosaicos del Mausoleo de Galla Placida en Ravenna y a aquellos de la Catedral de Cefalù.
En Verona no será sólo el deseo de arte e historia a conducir a los visitantes entre la arena, la Casa dei Mercanti, el Palazzo Maffei y Torre de Lamberti. La gran literatura revolotea entre las calles: mirando hacia el balcón de Julieta recitareis los famosos versos de Shakespeare.
Los ladrillos rojos, tarjeta de visita de la ciudad de Ferrara, conducirá al turista al descubrimiento del Castello degli Estensi, perfecta síntesis entre fortaleza medieval y edificio renacentista.
En Nápoles pasareis del gótico de la Basílica de Santa a Chiara al barroco de la Capilla del Tesoro de San Genaro.
¡Para viajar en el pasado no os servirá la máquina del tiempo!
Recomendamos a quienes aman Italia el tour de las bellezas locales con visita a castillos abandonados, paseos recorriendo antiguos senderos y hospedaje en características hosterías, donde dejarse viciar con exquisiteces nunca antes probadas.
El consejo, sin embargo, es descubrir estos pueblecitos en pequeños pasos. ¿El motivo? Cada aldea sobre el mar o al pie de una cadena montañosa es un concentrado de tradición y arte. Semejantes tesoros son difícilmente asimilables por aquellos acostumbrados sólo al gris de la ciudad.
Para aquellos que esperan recuperar el sueño perdido, se recomienda pasar unos días en Civita di Bagnoregio. En posición aislada, la aldea se encuentra habitada sólo por una decena de personas. El silencio de panoramas únicos sobre el Tevere conciliará el sueño de quién en ciudad no logra cerrar los ojos.
Vernazza, engastada en una bahía de las Cinque Terre, con sus colores será una panacea para el alma.
Para aquellos que buscan la tranquilidad de una pequeña isla, sin alejarse demasiado de la tierra firme, Monte Isola será el lugar ideal. Ubicada en el lago de Iseo, cuenta con el privilegio de isla lacustre más grande de Europa.
Durante el verano, en Castellabate será posible regenerarse con baños de sol e inmersiones en las aguas cristalinas del área marina protegido Santa Maria de Castellabate.
Para quienes sufren de metabolismo lento se aconseja degustar sabrosos aperitivos en Cefalù, paseando por el casco antiguo. Granizados y helados se podrán disfrutar frente a la Catedral, construida a instancias de Ruggero II.
Erice, definida la “ciudad entre las nubes”, ofrecerá regeneradoras sesiones a base de galletas de almendras.
¡La medicina prescrita por el médico nunca ha sido tan dulce!
En el territorio italiano todavía son visibles las señales indelebles de las grandes civilizaciones antiguas. Será posible admirar los lujos de un pasado glorioso en los parques arqueológicos que, de Norte a sur, animan la vida cultural de las ciudades italianas. En estos lugares fuera de tiempo, los amantes de la historia podrán recorrer los senderos por donde hace siglos caminaban los Griegos y los Romanos. Será como zambullirse en el pasado.
Las manecillas del tiempo se han detenido en el 79 d.c en las antiguas ciudades de Pompeya y Ercolano, sumergidas por capas de lava y ceniza. A aquella brutal tragedia se contrapone la suerte de la posteridad: los objetos descubiertos durante las excavaciones nos permiten reconstruir usos y costumbres mejor de como lo que podría haber hecho un cronista de la época. Entre los muchos tesoros descubiertos, gran interés despiertan los frescos que representan rituales orientales en la Villa de los Misterios.
En el sitio arqueológico de Paestum, en provincia de Salerno, será posible visitar las ruinas de los tres majestuosos templos en estilo dórico, conocidos como la “Basílica”, el “Templo de Neptuno” y el “Templo de Ceres”.
Visita obligada para todos los excursionistas es el Valle de los Templos en Agrigento, en Sicilia, el parque arqueológico más grande al mundo con sus 1.300 hectáreas. Pero este no es el único privilegio. El Templo de la Concordia, del siglo V a.c., es quizás el templo mejor conservado de todo el Occidente. Aconsejamos visitar este sitio en el mes de febrero, cuando todo el valle se tiñe de rosa y blanco gracias a la floración temprana de los almendros.
Los turistas robarán impresionantes instantáneas incluso a los restos del Teatro Antiguo de Taormina, segundo por su dimensiones después de aquel de Siracusa. Contemplarán luego las ruinas del Templo de Segesta, uno de los destinos preferidos de aquellos que emprendieron el Grand Tour.
Numerosas son las fortalezas, torres y fuertes construidas en Italia desde la Edad Media. Enrocados sobre espuelas rocosas, inmersos en extraordinarios escenarios o en islotes lejanos, los castillos italianos son joyas de arquitectura defensiva con sus murallas almenadas, sus puentes levadizos, sus bastiones, sus aspilleras y pasarelas.
Se aconseja visitar el Castillo Scaligero de Malcesine en la ribera del Lago de Garda y el Castillo de Miramare bañado por el Mar Adriático del golfo de Trieste. Los turistas permanecerán boquiabiertos frente al Castel del Ovo, una de las más antiguas fortalezas de la ciudad partenopea.
El Castillo Aragonés de Ischia, conectado con la aldea mediante un puente de piedra, es un lugar de cuento de hadas. Por las noches en la mágica atmósfera de la Cattedrale dell’Assunta (Catedral de la Asunción), cuyo techo fue destruido por los cañones ingleses en el 1809, se podrá admirar el cielo y contar las estrellas fugaces.
En las salas expositivas de los museos los apasionados de arte podrán apreciar el genio de Leonardo, Michelangelo, Raffaello y de tantos otros artistas italianos. Los museos italianos se encuentran entre los más visitados al mundo. La Pinacoteca de Brera en Milán, el Museo Egipcio de Turín, la Galería de los Uffizi en Florencia, el Museo del Vaticano y el Museo Arqueológico de Nápoles custodian bienes de inestimable valor. Entre las obras más célebres será posible admirar el David de Michelangelo conservado en la Galería de la Academia en Florencia y los Bronces de Riace expuestos en el Museo Nacional de la Magna Grecia de Reggio Calabria.
En los majestuosos teatros italianos la música de Rossini, Puccini, Donizetti y Verdi hará las delicias de los amantes de la ópera. Las obras de los grandes compositores van en escena en el Teatro Alla Scala de Milán, en el Fenice de Venecia, en el Teatro San Carlo en Nápoles, en el Teatro Massimo de Palermo.
¡Bastará con escuchar Violetta que canta “Cruz y delicia” en La Traviata y comenzará la magia!
Muchos sueñan con pasear a través de las páginas de un libro o entre los fotogramas de una película. Pero pocos lo hacen realmente.
En Italia el viaje inicia en Florencia en la casa del Dante, padre del idioma italiano. En Via Santa Margherita de’ Cerchi, se encuentra la casa natal del poeta que ha narrado el infierno, el Purgatorio y el Paraíso.
Quien desea revivir las investigaciones del más famoso detective de la Edad Media atravesará el majestuoso portón de la Sacra de San Michele, abadía de Val de Susa en Piemonte. Entre el refectorio y la biblioteca, seguirá los indicios justo como Adso y Guglielmo de Baskerville y para él el best-seller de Umberto Eco ya no tendrá secretos. Tal vez descubrirá también el Nombre de la Rosa.
Otros se armarán de coraje y visitarán los lugares de Turín donde el director Dario Argento ha dado vida a sus pesadillas. Una parada obligatoria en el tour del escalofrío será Villa Scott, un bello ejemplo de Art Déco y set de algunas escenas de la película “Profondo rosso”.
Siempre en Turín los amantes de la aventura podrán pasar delante la casa de Emilio Salgari, el escritor que, explicando las velas de la fantasía, ha permitido al mundo de viajar junto al Corsario Negro y ha trazado luego la ruta hacia Malasia a la búsqueda de las Tigre de Mompracem.
Los amantes de la poesía partirán hacia Recanati. Pasarán las horas en el “Ermo Colle” con la esperanza de encontrar el Infinito que ha inspirado Leopardi.
En el “Vittoriale degli italiani”, última residencia de Gabriele d’Annunzio, situado en Gardone Riviera en la ribera del Lago de Garda, los amantes de los libros podrán admirar los 33.000 volúmenes de la biblioteca.
En Bagheria (Baarìa), Sicilia, se podrá pasear entre los callejones del ayuntamiento palermitano y os sentiréis como en una película de Giuseppe Tornatore. En Porto Empedocle los lectores de Andrea Camilleri descubrirán los lugares del famoso Comisario Montalbano.
Las palabras de tinta en Italia no permanecen en el papel. ¡Ellas habitan en los lugares!