Escalar las paredes rocosas de las Dolomitas, esquiar en Courmayeur, recorrer el “sendero de las hadas” en el Monte Vettore son solos algunas de las experiencias por vivir al menos una vez en la vida en las montañas italianas.
Italia no es sólo sinónimo de playas paradisíacas, mares límpidos y ciudades de arte con monumentos e iglesias. En las riquezas del “Bel Paese” se deben incluir además las cumbres de los Alpes, de los Apeninos y de los muchos relieves montañosos que forman el esqueleto de la bota. Las montañas italianas ofrecen a los turistas paisajes caracterizados por lagos ricos en atractivo, antiguas aldeas y selvas con árboles seculares. Tanto en verano como invierno el connubio entre deporte y relax hace que la montaña sea un lugar ideal para las vacaciones de numerosos italianos y extranjeros. En las localidades de esquí como Cortina d’Ampezzo, Sestriere, Courmayeur y Livigno será posible practicar con la nieve snowboard, esquí, patinaje sobre el hielo y durante el verano mountain bike, trekking, tenis y equitación.
En los Alpes Occidentales se encuentran las cumbres más elevadas. El Monte Bianco es el más alto de Italia y de Europa. Desde el teleférico los viajeros podrán apreciar un panorama espectacular, sobre todo durante el invierno, cuando se crean juegos de luces sobre el blanco de la nieve. El Monte Rosa con sus glaciares y el Cervino de particular forma piramidal son el destino ideal para quien desea pasar una semana blanca a la insignia de la diversión.
Las Dolomitas se encuentran entre los picos más bellos de Italia. Definidas por el escritor Buzzati como la “muralla de roca” de los Alpes Orientales, las Dolomitas han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Los escaladores podrán admirar al ocaso las paredes rocosas colorearse de tonalidades rosadas por el fenómeno del Enrosadira, en ladino “ponerse rosa”.
El Monte Baldo, ubicado entre Trento y Verona, es famoso por ser “el jardín botánico de Italia”. Aquí los viajeros encontrarán tanto la flora típica de la vegetación mediterránea como plantas de laurel, alcaparrones, orquídeas, árbol de Judas y romero, ya sea especie de la zona boreal como enebro alpino y gencianas.
En los Apeninos Umbro – Marchigiano se encuentra el Monte Vettore con sus 2.476 metros. En la ladera Norte de esta cima se encuentra el Lago de Pilato, también conocido como el “lago con gafas” porque, visto desde lo alto, recuerda, precisamente, a las lentes de vista. En las laderas del monte los turistas podrán seguir la “calle de las hadas”, una franja de grava cuyo nombre está ligado a una antigua leyenda.
En el Parque Nacional del Gran Sasso y Monti della Laga, en Abruzzo, se destaca el imponente y majestuoso Corno Grande. Los escaladores más expertos podrán notar que estas paredes verticales recuerdan las Dolomitas.
En Campania el Vesuvio, protegido por el homónimo parque, despertará el interés de miles de turistas por las particularidades biológicas, geológicas e históricas de su territorio.
El Etna será la meta preferida por excursionistas y esquiadores por sus escenarios únicos. Se pasará de la rica vegetación de las laderas a los paisajes lunares de las áreas más cercanas al cráter. En invierno, en las estaciones de esquí del Etna, también será posible practicar este deporte.
La región de Cerdeña regalará a los apasionados de la montaña cumbres de rara belleza. Entre estas cabe citar Punta la Marmora, en el Parque Nacional del Gennargentu, con una altura de 1.834 metros. Antiguamente los habitantes de la zona llamaban al macizo con el nombre de “piedras partidas” para describir la naturaleza de estas rocas con tendencia a derrumbarse.